¿Qué sabemos actualmente sobre la luna?



No podemos ver la cara oculta de la luna porque su periodo de rotación es igual a su periodo de traslación


 

Los antiguos griegos creían -con toda la razón- que la Luna era el objeto celeste más próximo a la Tierra.

Cuando miramos al cielo por la noche, los planetas y las estrellas se ven como simples puntos luminosos mientras que el sol -durante el día- permanece siempre como un círculo cegador de luz.

La luna es es único objeto celeste permanente que cambia visiblemente de forma con el transcurrir de las noches. Además los cambios son regulares, progresivos y repetitivos.

El ciclo de fases lunares sirvió para establecer el mes como unidad de tiempo y los primeros calendarios se basaron en estos ciclos.

Desde la antigüedad se ha visto como algo imposible llegar hasta la luna. Sólo a partir de 1969 quedó demostrado que el hombre era capaz de llegar hasta nuestro satélite.

Esta primera visita, así como las sucesivas y las distintas misiones de exploración con naves no tripuladas nos han ofrecido una visión más completa y más realista sobre la Luna.

Veamos algunos de los aspectos más relevantes sobre la Luna:

Los cráteres lunares

En la luna podemos ver muchos miles de cráteres mientras que en la tierra sólo son visibles alrededor de 180. La principal diferencia entre las dos es que la Tierra tiene procesos que borran casi toda evidencia de impactos pasados. La luna no. Una marca muy pequeña realizada sobre la superficie de la Luna siempre permanecerá allí y ese es el motivo de que, en la actualidad, se observen tantos cráteres.

La luna no tiene casi erosión porque no posee atmósfera. Eso significa que no hay viento, ni tampoco existe clima. Evidentemente no hay plantas. Casi nada puede eliminar las marcas en su superficie una vez hechas. Las pisadas llenas de polvo de los astronautas que una vez caminaron sobre la luna todavía están allí, y allí seguirán por mucho tiempo.

Los cráteres en la Luna, al igual que en otros cuerpos celestes, se forman principalmente debido al impacto de meteoritos y fragmentos de asteroides. La Luna, al carecer de una atmósfera significativa, no cuenta con una defensa natural contra estos impactos.

Uno de los cráteres más sobresalientes de la luna es Tycho. Visible con unos simples prismáticos. Se trata de un cráter de impacto localizado en la parte sur de las zonas elevadas de la Luna. 

El cráter se halla rodeado de un distintivo sistema de marcas radiales y algunas de ellas alcanzan hasta 1.500 km..





La Luna y las mareas en la Tierra

El movimiento del nivel del mar es conocido como marea. Estas variaciones se deben al movimiento de las masas de agua que ocurren gracias a la fuerza gravitatoria que la Luna y el Sol ejercen sobre la Tierra, siendo mayor la de la Luna por estar más cerca que la del Sol.

El Sol también tiene un efecto muy considerable sobre nuestro planeta. Y es que, a pesar de estar más lejos, su masa es tan grande que no puede ser pasada por alto y genera una atracción sobre la tierra que provoca, al igual que en el caso anterior, un abultamiento de la parte de los océanos más cercana a él. Sin embargo, cabe resaltar que el efecto es mucho menos pronunciado que el lunar.

Esos dos tipos de mareas pueden sobreponerse o contrarrestarse, dando lugar a “mareas especiales”. Por ejemplo, cuando la Luna y el Sol están alineados, en Luna llena o Luna nueva, sus efectos se combinan, dando lugar a mareas especialmente altas o bajas, conocidas como mareas vivas. Por otro lado, cuando los dos objetos se encuentran en ángulos rectos, como el caso de la Luna creciente o menguante, sus efectos se contrarrestan, dando lugar subidas y bajadas del nivel del mar menos pronunciadas, llamadas mareas muertas.



¿Cómo se formó la Luna?

La teoría del gran impacto es la teoría científica más aceptada para explicar la formación de la Luna, que postula que se originó como resultado de una colisión entre la joven Tierra y un protoplaneta del tamaño de Marte, que recibe el nombre de Tea o Theia.

Según esta teoría Theia chocó con la Tierra primitiva hace unos 4.500 millones de años, y algunos de los escombros expulsados resultantes se reunieron para formar la Luna.

Un estudio de enero de 2016 sugiere que el impacto fue una colisión frontal y que los restos de Theia permanecen tanto en la Tierra como en la Luna.



La cara oculta de la Luna

El tiempo que emplea la Luna en dar una vuelta sobre su propio eje es el mismo que tarda en completar una órbita alrededor de nuestro planeta, y ese es precisamente el motivo por el que siempre nos muestra la misma cara: un fenómeno conocido como rotación sincrónica. También se conoce como acoplamiento de marea.

Esto es debido a que existe una tendencia física a que un satélite (más pequeño) de otro cuerpo celeste (más grande) se oriente hacia la configuración de mínima energía, con el lado más pesado orientado hacia el planeta que orbita.

Este es el caso de la Luna respecto a la Tierra, pero también de otros numerosos satélites del sistema solar como son, Ío, Europa, Ganímedes y Calisto en el caso de Júpiter, por citar solo algunas de sus lunas más conocidas o Atlas, Prometeo y Calisto, en el caso de Saturno.

Cabe destacar que el acoplamiento de marea también puede producirse entre cuerpos de masa parecida, como es el caso del planeta enano Plutón y su luna Caronte, los cuales rotan en sincronía sobre su centro de masas mostrándose siempre una misma cara de manera reciproca.



Las fases lunares

Debido a que la Luna completa una órbita alrededor de la Tierra aproximadamente cada veintiocho días y siete horas, su posición cambia continuamente. Además, nuestro satélite natural no tiene luz propia, por lo que su parte brillante se debe al reflejo de la luz solar. En cualquier momento, la mitad de la superficie lunar está iluminada por el Sol, por ser un cuerpo más o menos esférico, pero la fracción iluminada que se puede observar desde la Tierra sufre variaciones continuas

Las cuatro fases más importantes son Luna Nueva, Cuarto Creciente, Luna Llena y Cuarto Menguante, que corresponden a los instantes precisos en que las direcciones Tierra-Luna y Tierra-Sol forman un ángulo de 0°, 90°, 180° y 270° respectivamente.


(Informaciones  e imágenes obtenidas de National Geographic y de Wikipedia)


Para recrear un poco más esta entrada, podemos visionar la serie de Netflix "Mar de la tranquilidad" (The silent sea) y la canción infantil "Luna lunera, cascabelera"

¡Nos vemos el jueves que viene!

Comentarios

  1. Una buena explicación ha dado usted, sobre las peculiaridades de la luna, José Luis.
    La influencia de la gravedad de la luna y el sol es el engranaje de funcionamiento de la biodiversidad, todo está conectado .
    Cuánto estoy aprendiendo del espacio, me estoy convirtiendo en un druida interesado en tus explicaciones .
    Estás haciendo un buen trabajo.
    Mis felicitaciones.
    Un abrazo.

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    1. Se agradecen tus consideraciones y tu apoyo, Javier. Cuanto más aprendemos sobre el cosmos más nos revierte ese conocimiento en nuestro propio desempeño personal.
      Un abrazo
      JL

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  2. Muchas gracias, José Luis, por aportar todas esa información sobre la formación de la luna, sobre mareas y sobre la sincronía, que tan incomprensible era para mí hasta la presente lectura. Así da gusta seguirte. Un abrazo.

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    1. En mi caso, Jorge todavía me queda mucho que afinar y un montón de cosas que aprender.
      Cuento, eso si, con un gran interés y con el respaldo de todo el conocimiento almacenado en la Red. Mi misión consiste en ir digiriendo esa montaña de información y adaptarla a mi humilde nivel actual de conocimiento del universo.
      Gracias por comentar y por la precisión de tus consideraciones.
      Un fuerte abrazo
      JL

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