Mi periplo por el sistema solar

Júpiter es el planeta más grande del sistema solar y es tan inmenso en tamaño que podría albergar a todos los demás planetas del sistema solar en su interior.  Empecé este viaje virtual por el sistema solar con la decidida intención de no solo merodear por el intangible mundo de lo que está por encima de nuestras cabezas sino también con mi firme decisión de materializar, de alguna manera, todo ese universo. Mis visitas a Galáctica (junio), Las Almunias de Rodellar (julio), al Planetario de Aragón en Huesca (agosto) y al Monasterio El Olivar (3 de octubre) perseguían ese objetivo. La idea es ir descubriendo el mundillo que se mueve en torno a la astronomía en la comunidad de Aragón a razón de una actividad por cada cuerpo celeste visitado, lo cual equivale a una actividad mensual. Asociado al estudio de Marte, había previsto acercarme al observatorio de Montalbán y para ello contacté con el presidente de la asociación que lo gestiona, Javier Irisarre, que me comentó que, por refo

Neptuno es el planeta más lejano del sistema solar y se encuentra a una distancia de aproximadamente 4.500 millones de kilómetros del Sol. Estar metido en el mundillo de la exploración espacial conlleva reflexionar también sobre el paso del tiempo y la fugacidad de la vida. Si ya de por si conceptualizar las eras en millones de años, resulta abrumador, no te digo nada cuando, a otra escala, empiezas a tomar nota del tiempo que -supuestamente- van a tardar en materializarse las misiones de reconocimiento de otros planetas con humanos. Está claro que la exploración del espacio le pone a uno frente a frente con el espejo de su propio envejecimiento. Dentro de año y medio, si Dios quiere cumpliré 70 años y, aunque me haría muchísima ilusión visualizar las transmisiones de los primeros lanzamientos con tripulación humana al planeta rojo, veo que llega un momento en el que los números ya no dan más de si. Veamos: La "Mars Sample Return mission" representa el aperitivo de la futur

Saturno es el segundo planeta más grande del Sistema Solar, pero su composición, a base principalmente de gas, haría que flotara en el agua.  Quería pasar por la experiencia y lo cierto es que no me ha defraudado; más bien todo lo contrario. El pasado martes, día 3 pernocté en el Monasterio El Olivar; un lugar apacible y silencioso donde todo se conjura para que uno pueda concentrarse en aquello que más le pueda interesar. En mi caso acudía con la misión de contactar con el padre Fernando que es el especialista encargado de escudriñar el cielo y descubrir sus misterios a todos aquellos que acuden al monasterio para realizar la actividad que ahora se ha dado en denominar "astroturismo". Aunque ese día no había ninguna actividad programada, Fernando tuvo la amabilidad de impartirnos una sesión personalizada a Francisco (un visitante motero) y a mi. La observación se prolongó de las 10 a las 12 de la noche y, además de tomar algunas fotos, tuvimos ocasión de ver por el telescopi

  Los planetas orbitan el Sol a velocidades vertiginosas. Mercurio lo hace a una velocidad de 47 km por segundo Sin duda alguna, la exploración de Marte ha sido la circunstancia que más ha despertado mis inquietudes cósmicas. Mi recuerdo se remonta a 1976, cuando se recibió la primera foto de cierta calidad tomada de la superficie del planeta. Aquello me pareció increíble. Nunca hubiera pensado que podríamos disponer de un primer plano de la superficie de otro cuerpo que no fuera la tierra. Aquella expedición de las naves Viking (1) y (2) en 1976 supuso el pistoletazo de salida de toda una flotilla de naves que, a lo largo del tiempo y hasta nuestros días, han arribado al planeta rojo. De hecho, Marte es el planeta del sistema solar al que más orbitadores y aterrizadores se  han enviado. El siguiente impacto visual se materializó cuando el róver "Sojourner" nos envió unas increibles imágenes tomadas a ras de tierra. A estas misiones les han seguido otras muchas cada vez más